Crónica: Festival Sinsal San Simón 2013

Lugar: Illa de San Simón (Redondela) 
Promotor: Sinsalaudio
Fotografía: Guille López
Puntuación: * * * * 1/2

Puesto a escribir sobre la experiencia del festival de San Simón, no tenía muy claro por donde empezar. Mientras le doy vueltas recuerdo la última imagen que nos dejó la jornada del pasado sábado: mientras nos alejábamos de la isla en barco haciendo valoración de la tarde, las lucecitas de un montón de casas y farolas que bordean la ría de Vigo, nos arropaban en una de esas oscuras noches de brisa cálida. Y es que el Festival Sinsal no se trata simplemente de ir a ver a tal o cual grupo, ni mucho menos de estar corriendo de un escenario a otro como si no hubiese un mañana. El festival invita a pararse, en cualquier lugar de la isla y escuchar, mirar, disfrutar... Uno puede plantarse, por ejemplo, en medio del puente que une San Simón y San Antón y mirar hacia el puente de Rande, los veleros que fondeados aprovechan el día de sol, acompañado por el intenso olor a mar y el lejano sonido del acordeón de Alonso Caxade. Podríamos decir que el Festival Sinsal se trata de saber disfrutar lo 'enxebre'.
El verano ha estado muy lejos de ser el terrible periodo estival que anunciaron aquellos meteorólogos franceses. El cielo despejado que había desde primera hora del sábado prometía un día soleado y caluroso. El muelle de Cesantes, uno de los tres puntos de partida hacia el festival, se llenaba por momentos. Tras el paseo por la ría, llegamos a la isla y nos encontramos con el único problema de la tarde: las colas para comprar tickets de comida y bebida. A la mayor parte de la gente, este error nos costó el concierto del vallisoletano Germán Díaz y su zanfona. Una vez compradas las provisiones, paseamos por la isla, hasta el escenario San Antón, donde se podía respirar el ambiente relajado del público que observaba atento (en su mayoría sentado sobre el cesped) la actuación de Caxade, un trío de acordeón, trombón y batería que mezcla perfectamente la tradición de los sonidos gallegos con la música popular contemporánea. Desde la organización del Sinsal le denominaron el Beirut gallego, comparación bastante acertada. 
Tras una pequeña pausa le tocó el turno al primer internacional del cartel, Gravenhurst. Llegado desde Bristol junto a una acompañante batería, Nick Talbot desgranó un setlist a ratos folk lánguido, a ratos folk-rock de baja intensidad que no despertó gran emoción en el público y que tuvo que luchar contra el intenso sol que pegaba a esa hora. Durante las 15h y las 16h el público se dispersó o bien para explorar la isla, bien para tirarse en cualquier sombra a comer un bocata o un plato de paella o bien para encontrar las Músicas Escondidas que la organización repartió por los recovecos de San Simón.
Con la hora de la siesta llegó la sorpresa más agradable del cartel de este Sinsal. Denis Jones, original de Manchester, un músico que con un jack desenchufado y una loop station ya tiene construida media canción. Sin parar de moverse entre un montón de cachivaches (prestados por lo que contaba), Jones ofreció un show marcado por los sonidos electrónicos, ritmos bailables pero con cierto deje folk. Al final, nos quedamos sin bis porque Jones se hacía un lío con las herramientas con las que tenía que lidiar, aunque su show dejó buen sabor de boca.
Los encargados de tomar el relevo en el escenario San Simón Estrella Galicia fueron el dúo Le Parody. Si bien las bases electrónicas de sus temas consiguieron despertar el interés de un servidor, el abuso de las voces peliculeras sampleadas produjeron un rechazo llegado el tercer tema. El público parecía interesado, llegado cierto punto yo decidí dar un paseo. 
A media tarde, el pop de los franceses Baden Baden fue la perfecta merienda antes de los platos fuertes del día. Su propuesta, un pop estándar (en su Facebook citan a Death Cab o Girls in Hawaii como referencias), sin muchas filigranas pero bien efectuado llegaba al tiempo que el sol ya se escondía al completo entre los árboles de la isla y el público se empezaba a animar ante la abundancia de sombra. Los de París fueron uno de los triunfadores de la tarde.
Acabado el show de los Baden, tocaba volver por un momento al escenario de San Antón para disfrutar de Stealing Sheep, trío femenino llegado desde Liverpool que, si todo sale bien, tendrá una presencia abundante en las salas y festivales durante los próximos años (algo así como lo que pasó con Alt-J). Decididas pero con una sonrisa tímida, las tres inglesas se subían al escenario y, a contraluz, comenzaron un show en el que las voces y los coros cobraron gran importancia, junto a las reverberaciones. Si se buscan similitudes, yo apuntaría a unas Warpaint. Desde Sinsal dicen que tUnE-yArDs. En cualquier caso, su show fue uno de los más ligeros y apetecibles de la convocatoria. Como curiosidad, la voz de una de ellas, Rebecca Hawley (teclados), me recordó a la de la nacional Lourdes, Russian Red... ¿no?
El broche del festival lo pusieron la banda gallega que más alegrías le ha dado al panorama independiente de nuestro país en los últimos años, Triángulo de Amor Bizarro. Subidos al escenario de San Simón con su recién estrenado "Victoria Mística" (2013, Mushroom Pillow), comenzaron su habitual retahíla de sucios guitarrazos y porrazos rítmicos frente a un público enloquecido, que no se lo pensó dos veces antes de exprimir al máximo el fin de fiesta. A estas alturas poco se puede decir del show noiser de TAB, en mi caso puedo asegurar que es el único grupo que no me canso de ver repetido en los line-up, hasta el extremo de haberme cruzado con ellos una decena de veces y seguir disfrutando como un crío.
Con el cierre de Triángulo tocaba dejar la isla. Para amenizar la espera mientras los barcos desalojaban por tandas al público, se montó una sesión improvisada bajo la oscuridad de los árboles que se erguían cerca del muelle, ahí se respiraban las ganas de fiesta que tenía el personal. Así llegamos al punto del barco, del regreso por la oscura ría, pensando en lo que 'molaría' repetir el año que viene.
También recordemos el esfuerzo de la organización al montar esta edición con un mes de margen. El festival se iba a celebrar en el mes de julio con Samaris, Austra, Sam Amidon o Mikal Cronin, pero tras el trágico accidente de Santiago la organización tomó la acertada decisión de rendir homenaje a las víctimas cancelando el certamen.

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