Crónica: Primavera Club 2010 - Miércoles

Bastante justos de tiempo llegabamos a la Rock Kitchen (primer contacto de un servidor con este local). Una pena los Ganglians de los cuales no llegamos a ver más que el ambiente que quedó tras su concierto...
Tras contados minutos de espera el reloj daba las 21.30 y un despreocupado Lou Barlow se subía al escenario apartandose el pelo y colocandose las gafas continuamente mientras preparaba su guitarra y ese ukelele grande, o bajo acustico pequeño, o lo que fuese...
La envidia que produce la gente como Lou Barlow en mi persona es inmensurable, me explico: el poder subirse a un escenario, interpretar un tema teniendo la guitarra callada media canción, y aún así gracias a su voz poder hacer que a la mitad del público se le pongan los pelos de punta es algo respetable, y como he dicho, envidiable.
Entre alguna que otra petición de silencio y un público al cual el adjetivo atento se le queda corto, Barlow muy concentrado en lo que hacía, ponía los pies en la tierra de vez en cuando para hacer algún chiste del estilo de: "Esto lo escribí para Dinosaur Jr. .... Dinosaur Jr. son una mierda ... Me da igual lo que les vayais a decir, no os van a escuchar".

Tras más o menos una hora en la que regaló canciones sensibleras a mansalva como si de folletos publicitarios se tratase, el señor Barlow dejó el escenario libre para los californianos Wavves.
Después del sueño (y no por aburrido) en el que nos había dejado Lou Barlow, despertamos y nos dimos cuenta de la verdadera cara de la Rock Kitchen.

Cuando los Wavves subieron al escenario todos nos apretujamos un poquito (¡y quién diría que era un miercoles!) y también nos asustamos para que engañarnos. Parece ser que estos muchachos no son de dar conciertos larguísimos (en la Rock Kitchen no tocaron más de 45 minutos) y más de uno se quedó con cara de tonto cuando al rato decía que esa sería su última canción. Pero lo que más miedo daba no era la duración del concierto, ni como tocaron ellos, si no el sonido infinitamente mejorable que esa noche hubo durante su actuación.
Hay que dejar claro que yo me enamoré de su directo, pero también tengo que admitir que aquello pudo sonar mejor. Para que os hagais una ligera idea: la guitarra había momentos que desaparecía entre el ruido de la batería y el bajo, que se la merendaba, el reverb de la voz de Nathan se multiplicaba exageradamente con la acústica del lugar....

Digamos que el miercoles fué solo un primer contacto con el PC de este año para ir calentando. A ver que es lo que pasa el resto de la semana...

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