Crónica: Slow Club en Moby Dick

Lugar: Moby Dick (Madrid)
Promotor: Miles Away
Fotografía: Lareputada 
Puntuación: * * *

Es una verdadera pena que nuestra agenda conciertil no nos lleve más a menudo a la Moby Dick, llevaba sin pisar su pista desde el concierto de Toro y Moi el pasado año y ya en su momento disfruté de su sonido, sus precios y lo agradable de su curiosa decoración. Esta ocasión tocaba encontrarse con los británicos Slow Club. Idea interesante para la mini gira europea la que tuvieron los de Sheffield: tocarían en 5 lugares distintos escogidos entre Zurich, Madrid, París, Berlín, Barcelona, Bruselas, Amsterdam, Munich, Milán y Hamburgo. El criterio para escoger las ciudades sería que los fans comprasen al menos 75 entradas a precio de 15€. Si finalmente no se escogiese esa ciudad, el dinero sería devuelto. Madrid resultó ganadora, aunque la sala quedo lejos de llenarse.

El directo del dúo inglés ampliado a cuarteto es algo irregular en cuanto al estilo que profesan: sus puntos álgidos sin duda se encuentran con los momentos más pop, los ritmos tropicales de If We're Still Alive o los teclados de Two Cousins (grabados para el directo) que por alguna razón me recordaron a los sintetizadores de las más animadas de Future Islands.

Sin embargo la parte más folkie resulta lenta, repetitiva aunque bien reproducida por la banda. Esperemos que sigan la línea de "Paradise" en sus próximos trabajos porque su "Yeah, So?" huele un poco, podrían ser perfectamente sustituibles por una banda de raíces Americana de un garito de carretera de los EEUU. No todo es malo, hay rayos de luz como el Giving Up On Love algo más animado y lejos de la balada para bailar agarrados.

Ellos se desenvuelven bien, disfrutan, hacen guiños al público y su bajista es incluso entrañable, con movimientos entre el nerviosismo y un personaje de una Silly Simphony. Ella sin embargo, abusando de su ventajosa voz, se pasa de estrella, sobreponiendo así sus gorgoritos a la voz de su compañero e incluso a los instrumentos lo que llega a crispar.

No hay duda de lo mucho que le gusta a las bandas el meterse entre el público y tocarse unos temitas, al público también le encanta. Por mi parte, fue inevitable acordarme del concierto de Summer Camp en la Joy Eslava. Así, con todo el mundo en silencio (lo de esta noche fue de mención de honor, ya casi no me acordaba de lo que era un público en silencio) se colocaron en medio de la pista para hacer una versión acústica de Disco 2000 de Pulp a base de voces y guitarra. Una velada de parejas y mechero en alto.

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